Actualizado el: 31 octubre 2022

El marketing emocional es un tipo de marketing que apela a las emociones como forma de colarse en la mente del consumidor.

Se le considera la versión actualizada del marketing ya que la mayoría de grandes marcas solo utilizan esta forma para promocionar sus productos o servicios.

Marketing Emocional: Evolución, ejemplos y tendencias de venta en la actualidad.

Desde Código con Sentido queremos mostrarte parte de su evolución y cómo se consigue posicionar para que decidas o no, utilizarlo en tu empresa. 

Todos recordaremos anuncios de nuestra infancia y no tanto, que nos producen un cosquilleo cuando vuelven a nuestra memoria. Ya sea por el momento de nuestra vida en el que ese anuncio apareció o porque su canción, ritmo o gráficos se nos quedó muy grabado.

Por ejemplo:  

– El perro Pipin de radio televisión española

– Danone 

– La familia Telerín 

– La canción del Cola-Cao “Yo soy aquel negrito del África Tropical…” 

Hace algunos años los anuncios nos vendían los productos con gracia, garbo y recalcando sus maravillosas propiedades.

Actualmente decir “Mi producto es el mejor” ya no vende… o tal vez si lo haga, si eres seguidor fiel de Teletienda.

Estamos rodeados de tanta publicidad que no nos conformamos solo con las cualidades del producto ni con los bellos atributos que lo rodean. Esto ya está desfasado y con ello los adjetivos como “prodigioso”, “sano”, “maravilloso”, “estupendo”, “milagroso”, etc, están perdiendo gran parte de significado y efectividad.

No, señores y señoras publicistas, ya estamos cansados de comprar productos lejos de la realidad del anuncio. Ahora los queremos aquí, ahora y perfectamente probados. 

¿Quién ha producido este cambio de tendencia? ¿Las grandes marcas con sus anuncios o los consumidores?

Es casi como preguntarse qué fue antes, el huevo o la gallina. De lo que no me cabe duda es del papel determinante que han desempeñado las nuevas tecnologías (Internet más concretamente) en este proceso.

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Actualmente considero que existen tres tipos de consumidores:

– Los fieles a la teletienda. Aman a los presentadores con gracia frente a la cámara y se quedan ensimismados escuchando las virtudes del producto. En las redes sociales suelen compartir videos y anuncios de productos-remedios naturales y milagrosos.

– Los crédulos que buscan comprar según precio, no tienen reparos en esperar un mes a la llegada del producto sin cuestionarse la procedencia. El contenido que comparten en las redes siempre es un chollo o sorteo sin sentir remordimientos por su perfil de Facebook o cualquier red social con propaganda.

– Los exigentes. Este tipo de consumidor busca más calidad por menos precio. Compara precios y siempre elige aquello que mantenga un equilibrio. No les importa comprar el producto menos caro siempre y cuando sea un bueno. Estas personas son aquellas que miran y rebuscan los comentarios de las cobayas que lo probaron antes.

Existen otras clasificaciones de clientes pero apelando a santa sinceridad dime ¿Te identificas en alguno de los tres grupos? En caso afirmativo (espero que si!) te interesará lo que voy a contarte.

Todos los consumidores tenemos algo en común. Esto que nos une es SENTIR. Todos nos enganchamos a algún anuncio porque nos divierte o nos entristece.

Expertos observan y estudian el comportamiento del consumidor. Miden que tipo de anuncios conectan más con sus emociones. Cuanto más intensa sea la emoción más conectará con el cerebro y más probabilidades tendrá la marca de ser recordada.

El 99% de las decisiones de compra está basada en impulsos y decisiones a medias. Y lo que más nos hace comprar y recordar una marca es la sensación positiva que nos traslada, de una forma similar al modo en que las imágenes tristes o las historias trágicas nos impulsan a ayudar.

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Las grandes empresas usan las redes sociales para conectar con nuestras emociones cuando estamos en nuestro tiempo de desconexión y ocio. Como ya sabrás, la mayoría de historias alegres que nos impactan en la red esconde el nombre de una empresa con ánimo de lucro. Ya sé que puedes dar nombre y apellidos de la página de Facebook que sigues porque crea recetas deliciosas, artesanía chula y todo tipo de actividades DIY (=”hazlo tu mismo”), pero si te fijas bien o lo sigues en el tiempo comprobarás como también conoces las marcas que se utilizan o las materias primas que usan.

No considero que sea una conspiración contra los consumidores. Al revés, me parece apasionante que las empresas realicen un trabajo extra que nos emocione.

Todos y cada uno de nosotros consumimos más publicidad de lo que somos conscientes y siempre ha sido así.

El Marketing emocional mola ¡Y mucho!

Existen multitud de tutoriales, contenido, videos creativos, trucos… generados para conseguir clientes. Somos bastantes los que nos beneficiamos de ello y por otro lado muchas personas desconocidas consiguen ser conocidas, admiradas y un sobresueldo si aceptan promocionar a alguna marca. Además otras empresas organizan eventos interesantes con el fin de impresionar a los clientes potenciales y fidelizarlos como es el caso de Red Bull con sus espectaculares retos y pruebas o Coca-Cola con su canal de youtube…

Dime a quién sigues y te diré de qué careces.

El marketing emocional también tiene su parte negativa. Antes se valoraba más tener las necesidades básicas cubiertas. Aquellos que gozaban de un hogar confortable o productos de mayor calidad mantenían una posición privilegiada. Actualmente esta posición social se la concedemos a las personas que desprenden optimismo y alegría. Haciendo creer que no puedes estar triste o que debes cambiar tu estado de ánimo en un día complicado. El Súper Optimismo es el rey y todo lo que le rodea es una apuesta segura hacia el éxito. No podemos centrarnos solo en lo que necesitamos porque de todos los sitios nos están llegando mensajes como por ejemplo: Yo soy feliz usando este producto o desprendo alegría y tengo muchos seguidores. Llegamos a interpretar estos mensajes de una forma errónea y tendemos a imitar el comportamiento de la persona famosa para atraer a más gente y así sentirnos queridos. Este sentirse querido fue descrito como una de las necesidades básicas en la pirámide de Maslow. ¿Lo recuerdas?

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El marketing emocional es tan importante por los mensajes tan directos que manda. Es una estrategia efectiva para las empresas y muy positiva para los usuarios siempre y cuando no perdamos la verdadera esencia de la vida:

“Para ser feliz no necesitamos nada más que a nosotros mismos”

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